Andy Duran
Hijo de Oswaldo Valor y Catalina Ramos, es el mayor de seis hermanos. Su infancia transcurrió en la urbanización San Bernardino, en Caracas, y al igual que todo niño iba al colegio y le gustaba jugar baseball – en algún momento quiso ser beisbolista -.
A finales de los 50’s disfrutaba de la sabrosa música bailable que su padre llevaba a la casa: Orquesta San Souci, Sonora Matancera, Pérez Prado, Billo’s, Negro Piñero, Chucho Sanoja… Para esa época el Sr. Oswaldo – por cierto, buen bailarín – organizaba muchas fiestas, veladas que Andy conserva en su memoria de manera muy vívida, especialmente al recordar a sus tíos, primos, amigos, padrinos gozando de esos encuentros.
Entrados los 60’s el padre de Andy llevó a la casa un disco que cambiaría su vida: Tito Rodríguez – Return to the palladium. Impresionado por el sonido de la banda y su imagen, tuvo la ilusión de muchacho de ser músico. Al poco tiempo descubrió otro Tito, que también tocaba los timbales… Era Tito Puente por supuesto. Entonces bajo sus influencias comenzó a tocar timbales (de guataca) y empezó a incursionar en la música como un hobby.
SUS PRIMEROS PASOS Y DESILUSIONES
Alrededor de esos años conoció al joven Ilan Chester, quien para entonces tomaba clases de acordeón y piano. Además de jugar pelota, compartían el interés por la música y, al reclutar a otras personas, comenzaron a tocar en fiestas de la urbanización. La Pollera Colorá y Hava Na Jila eran algunos de sus éxitos.
Un tiempo después, formó su propio grupo “Nelson y su sexteto” (ya que el nombre de pila de Andy Durán es Nelson Valor) en el que tocaba los timbales, junto a su hermano Pepe en las Conga;, los hermanos Nelson y Luis Felipe, guitarrista uno y el otro bajista y cantante; Carlos Hugo en el piano; y Luis Carballo en el bongó. Eran competencia underground del sexteto Juventud. Se presentaron en muchas fiestas y bailes, con un repertorio básicamente de Joe Cuba.
Mas adelante “Nelson y su sexteto” se separó, dejando a fuera al líder de la banda Nelson Valor, y el resto de los integrantes formaron “Nelson y sus estrellas” y “Don Filemón” respectivamente. Decepcionado ante este episodio, se alejó de la música y siguiendo el deseo de sus padres continuó los estudios de administración.
Trabajó como auditor, administrador o contador, actividades que dominó muy bien sin embargo, pero la música siempre estaba en sus pensamientos como reto que tenía que cumplir en la vida.
EN LA ESCUELA DE MÚSICA JOSE ÁNGEL LAMAS
Siguiendo su instinto presentó el examen de admisión en la escuela de música José Ángel Lamas. Nervioso y asustado tuvo que encararse en la prueba con el rostro de “pocos amigos” del profesor Pereira, y no pasó la evaluación. En ese instante casi mueren sus ilusiones de seguir el camino musical… pero se recuperó y al año siguiente regresó con mejor suerte. El venerable maestro Vicente Emilio Sojo fue el encargado de hacerle la prueba que aprobó satisfactoriamente.
Cursó clases de teoría y solfeo, y también de trompeta la que tuvo que abandonar por el sacrificio que implicaba ser un buen trompeta. Luego de aprender teoría y solfeo, la siguió por su cuenta con el piano, no con la intensión de seguir una carrera como pianista sino para ampliar sus conocimientos en la armonía, y como herramienta fundamental para hacer lo que definitivamente le gustaba hacer: arreglar y dirigir.
NUEVAMENTE EN EL RUEDO DE LAS BANDAS
En 1978, al formar el combo que bautizó “Orquesta Palladium” comenzó a poner en práctica su gusto por el latin jazz y la música bailable con sus primeros arreglos frente al piano. Al año siguiente, llamó al destacado arreglista Ray Santos, quien había trabajado para Machito, Tito Puente y Tito Rodríguez, y le encargó que escribiera 10 arreglos para su banda. Estos arreglos le permitieron profundizar en los secretos del sonido Big Band y fueron un material de estudio para su definitiva formación musical. Los estudió nota a nota, los reescribió, los ensayó…. Dichos arreglos siguen en su poder y son material histórico y de consulta.
Más adelante decidió rebautizarse con el nombre artístico de Andy Durán, al ver que su nombre original lo confundías con otros artistas, como: Nelson y sus estrellas, Nelson Alizo, Nelson Henríquez, Nelson Ned, Nelson Pinedo…. Al igual que se presentaba un poco difícil escribir y pronunciar “Palladium”. “Andy Durán” era fácil de pronuncial, de escribir recordar y, como valor agregado, tenía un toque de “internacional”.
Para entonces, la música la llevaba como un hobby. Andy seguía sus trabajos como administrador estable y exitoso, hasta que en 1982, la empresa trasnacional para la que laboraba cerró sus operaciones en Venezuela y lo dejó con una liquidación doble. En ese preciso momento se dio cuenta que la música era su profesión y la siguió a pesar de sufrimientos y obstáculos que debió sortear.
Desde ese año se convirtió en un músico integral al 100%, todos sus ingresos, alegrías y sacrificios se los debe a ella: la música
MÚSICO INTEGRAL 100%
Para poder ingresar en el mundo profesional comenzó como copista musical, aprovechándose de su buena caligrafía, y de esta forma participó en cuñas, festivales, conciertos, orquestas y otras actividades… También le permitió conocer y trabajar con casi todos los arreglistas y personalidades importantes del ramo como Aldemaro Romero, Eduardo Cabrera, Chuchito, Sanoja, Orqueta Billo’s, Los Melódicos, Carlos Franzzetti, Soledad Bravo, Carlos Quintana “Tabaco” y otros; lo que le enriqueció mucho, ya que podía observar las técnicas de orquestación de cada uno de ellos.
El momento más duro de su vida fue en una navidad del 83 u 84. No tenía dinero suficiente como para comprar los regalos de navidad de sus tres hijas y, además, tuvo que confesarles que él era el Niño Jesús. Se preguntaba si era un fracasado, un imbécil, si había tomado la decisión equivocada… y para compensar a sus hijas ante esta amarga situación, en el enero siguiente compró un cachorro blanco, recién nacido, en el Parque Los Caobos. Lo bautizamos Chicco y fue el hermanito menor de mis hijas durante 13 años. Las alegrías que nos trajo con sus travesuras, lealtad y ocurrencias fueron una lección maestra de la naturaleza.
Un viernes por la noche, lo llama su amigo “Tabaco”, y le ofrece ser el director musical y arreglista de su próximo disco. Con ese cheque pagó todas sus deudas e hicieron el disco siguiente en el año 85. Ahora comparte sus funciones de copista con las de arreglista y las actividades de su banda.
En 1985 graba su primer Long Play “Mambo Salsa”, una recopilación de los mambos de Pérez Prado con una pincelada de salsa y actualidad. Ese disco fue financiado totalmente por sus dos cercanos amigos Elías Wenklar, Alberto Forsyth, junto a él. Y como dato anecdótico de esa grabación es que el cantante titular de la banda era el mismo Andy Durán.
Por siete años continuó sobreviviendo con actuaciones, copias, cuñas y arreglos fantasmas. Mientras, ya se había consolidado su interés por el jazz y sobretodo por la tendencia Latin Jazz. Hasta que en el año 1992 él y su banda firmaron contrato con el sello Liryc, que buscaba nuevos talentos para lanzar, y grabaron en formato CD “A Jazzy Latin Beat” y “Latin Jazz Club”. Durante las grabaciones conoció a quien es ahora su productor, ingeniero y buen amigo Stefan Gosewinkel, quien ha sido el “sound man” en casi todos los discos de Andy.
Desde entonces, en el año 1996 grabaron, bajo la producción de Corinna “Coco” Weber, el disco “Timeless Vol I” con la participación de Charlie Sepúlveda, Conrad Herwing y Brian Linch, quienes se unieron a la banda procedentes de New York. En esta sesión también estaban Gonzálo Micó y Pedrito López.
En 1998 grabaron “Latin Jazz Light”; para 1999 “Tropicalia Caraqueña”; 2000 “Oscar Colina canta con Andy Durán”; en el 2001 ingresa a Televén como director musical del programa “El show de Carolina Gómez Ávila”, experiencia que le permitió interactuar en vivo con un sin fin de artistas de todos los estilos, y en ese mismo año graban “Latin Jazz & More”, asumiendo el rol de productores independientes; en el año 2003 tienen “Formats & Concepts” que fue colocado al mercado en el 2004, cuando también lanzan dos discos especiales “Canelita y Andy Durán – Tributo a Celia Cruz” y “Música Cañonera con Andy Durán”.
Andy Durán y su banda realizan un maravilloso concierto en el Teatro Aula Magna, el cual celebraba su 50ª aniversario, donde presentaron con mucho éxito “La Noche de Los Titos”. De ese evento quedó el disco “Tito&Tito”, colocado en el mercado en el 2005, título que la gente considera de colección por lo espontáneo de la grabación, los momentos ahí plasmados y la inolvidable música de Títo Rodríguez y Tito Puente, los ídolos y maestros virtuales de Andy Durán.
“Desde 1982 hasta hoy, he aprendido mucho de la vida, especialmente si prestas atención a tu verdad y yo creo que mi verdad era ser músico. Una anécdota es prueba de eso: alrededor de 1960 mi querido viejo Oswaldo llevó a la casa un disco de La Sonora Caracas, en el que cantaba ‘Canelita’. Recuerdo que al escuchar el disco me decía a mi mismo ‘¡Que bien canta esta señora, parece una Celia Cruz…!’. Han pasado 40 años y algo desde entonces y ahora acompaño y arreglo para mi buena amiga ‘Canelita’.
También he aprendido que los objetivos importantes en la vida puede ser costosos y difíciles de alcanzar, los cuales demandan una exigencia física descomunal y una firmeza interna inderrotable, por ello, recomiendo que troten o hagan yoga, por ejemplo, para enfrentarse exitosamente al reto. Cheques devueltos, mordidas de perro, palos de agua, traiciones, enemistades, emboscadas, desamores, desilusiones…. Son algunas de las cosas a sobreponerse, pero están al lado de las inmensas alegrías que se reciben por el camino, sobre todo si has elegido bien. El aplauso del público, el saludo del fanático, la firma del autógrafo o la foto, pero lo más grande y bonito es poder hacer el trabajo o actividad para la cual se tiene vocación”.
(tomado de la web www.andyduran.com)